Paradojas de Europa
Por Amador Palacios
Publicado en nº 3 (Primavera 2017)
    
Una reseña* de Dionisio Cañas, La Noche de Europa, Madrid, Amargord Ediciones (col. Palabreadorxs), 2017, 92 págs.
 

El primer contacto que tuve con La Noche de Europa fue en Cuenca, en la clausura del “Festival Poesía para Náufragos” en noviembre de 2015, en la sede de la Real Academia Conquense de Artes y Letras. Después de ser cabalmente presentado por el profesor y crítico Ángel Luis Luján, Dionisio Cañas, muy solemne, erguido, paseaba con buenas zancadas por la sala mientras iba leyendo fragmentos del poema reproducidos en hojas Din A3 que después arrojaba ceremoniosamente al suelo. Atrayente puesta en escena, gravedad en la dicción, contenido de lo leído, bronco compás de la lectura, cubrieron de emoción al público asistente.

La edición de La Noche de Europa consta de varias partes: incorpora un disco, “Las 8 puertas de la noche” (cuyo contenido seductor posee una fuerte impronta autobiográfica, como en otras muchas realizaciones de Dionisio Cañas), incorpora también el acceso a la web accionrefugiados.es a través del código QR, configurándose el conjunto, en cierto modo, como un variopinto manifiesto; y su parte inicial (que conformaba la primera versión del libro seguida de un apéndice en forma de diario, conservado también ahora) está concebida como un único poema extenso, dividido en estrofas que, aunque toman la apariencia del poema en prosa, separan sus inequívocos segmentos (versos o, más bien, versículos) a través de muy prolongados guiones que crean así una contundente rapsodia dotada de una ostensible condición rítmica, especialmente respiratoria, y manifiestamente musical: “En Europa empieza el día, empieza el día, empieza el día… ___Empieza el día para los yonquis ___y en los campos de mi pueblo ___se despierta un labrador. ___Para los panaderos empieza el día. ___Empieza el día para los banqueros. ___Para los ladrones empieza el día. ___En Europa empieza el día, empieza el día, empieza el día…” Estas repeticiones son utilizadas en abundancia: “Hip hop, hip hop, hip hop”, “dijiste”, “dijiste”, “dijiste”, “YES”, “YES”, “YES”, etc., etc. Recurso que se combina con la asimismo frecuente aparición del collage, insertándose citas de autores (Valéry, Dámaso Alonso, García Lorca, entre otros), o canciones, como la archiconocida “Lili Marleen”.

El libro, por otra parte, resulta ser un tanto misceláneo, incluyendo dos secciones poéticas, muy incisivas en la denuncia, que vienen a ser addenda del nuclear poema inicial; otra sección, “La traición de Europa”, está ocupada por una larga cita de Francesc Torres, a lo que se añade una adaptación del artículo “Maldita sea, la poesía me ha hecho un desgraciado”, que Cañas publicó el 30 de junio de 2016 en la revista digital FronteraD, y que cumple un papel digamos “testamentario” para proclamar que él, a partir de ahora, ya no va a escribir más poemas. En el artículo, y no en el libro, Dionisio reproducía un email que me envió confesándome: “He decidido que a partir del año próximo no voy a escribir más poesía y, quizás, más de nada”, a lo que yo le respondí que no me fiaba del todo de ese objetivo, replicándole: “No te hago mucho caso, querido Dionisio, porque los propósitos y decisiones que expresamos en el sentido de dejar de escribir, no tienen, empíricamente, mucha consistencia. Decimos eso pero seguimos escribiendo”.

La fábula de “La Noche de Europa”, primera sección del libro, en la que vamos a centrar esta presentación, está fuertemente ligada al mensaje de la obra de María Zambrano La agonía de Europa, de la que muy asiduamente Dionisio adosa copiosas citas en el corpus de su alargado y elocuente poema. En este libro, escrito en 1940 y cuya primera edición está datada cinco años más tarde, durante su exilio en Buenos Aires, Zambrano alude a la decadencia de Europa, ese secreto tan divulgado; una Europa que se ha creído siempre victoriosa, a pesar de sus estrepitosas derrotas en su sangrante territorio. Una Europa que ha enredado su pensamiento acabando henchida en la soberbia y engendrando mucho rencor en una angustia negada a serenarse. Una Europa siempre muriendo, con posibilidad de resucitar, pero nunca muerta del todo, manteniendo casi siempre un estado agónico. Una Europa que, según diagnostica María Zambrano, no padece violencia sino que ella misma es violenta; una violencia siempre latente que intermitentemente estalla. Para Zambrano, la violencia europea nace con la Historia: “La Historia de Europa es la historia de esta violencia de la historia”. Y así como en otras civilizaciones, en otros continentes, el ideal es desnacer, disolverse después de la existencia, en Europa, en esta Europa histórica, siempre el afán es renacer.
  
María Zambrano parece no conceder a Grecia la condición de fuente, base de los matices que conforman Europa. La antigua Grecia no elogiaba el hecho de haber nacido y, sin embargo, Europa, nacida en el cristianismo, en la historia, en una visión humanizadora, se desespera por salir a flote: “Una cultura humana no es sino un sistema de esperanzas y desesperaciones”, dice Zambrano. El verdadero conflicto de Europa, subraya la filósofa, es el doloroso salir del hermetismo griego, de la máscara, de ese ocultamiento sagrado, hasta llegar al humanismo que, descarnado, revela un rostro atroz y, lo más importante, expresivo. La última agonía de Europa, quizás aún vigente, proviene del cese del Romanticismo, del abandono de la actitud de reflejar fielmente lo humano, de la destrucción de las formas perpetrada por las vanguardias, que si bien pueden considerarse derivaciones románticas, en realidad son los infaustos estertores románticos.    

Dionisio Cañas se adhiere a muchos de estos pensamientos para poner en pie su poema. Se refiere a esa victoriosa Europa  dominada por la violencia: ___Ahora vives el sueño de Eu¬ropa, ___un lugar atravesado por la vergüenza ___de exterminios masivos.
 
Tiene presente esa agonía que la historia mantiene. Y parece concordar con la definición establecida por María Zambrano en el sentido de que “los cantos a la vida son funerarios”, ese canto de amor que supondría entonar el triunfo de Europa. María Zambrano se doblega a las circunstancias: “Es el tiempo de la dolorosa lucidez”. Dionisio Cañas adapta estas palabras en una contundente plegaria a esa Europa aferrada tan erróneamente a su historia, “una herida en el cuerpo del Tiempo”. Y hace persistir la coyuntura apocalíptica que María Zambrano encuadra en una decisiva destrucción de las formas: Un orden nuevo -dijiste-, ___pero fue el desorden el que trajo la belleza del caos. […] ___No olvides: todo lenguaje debe ser destruido, ___archivado, guardado para poder construir ___las imágenes de una nueva inocencia.
 
Después de esa experiencia maravillosa y compleja llevada a cabo en el ámbito árabe y musulmán, experiencia no totalmente saldada todavía, ni en la propia vida de Dionisio Cañas ni en la manifestación artística extraída de esa vivencia, su actitud hizo que su mirada poética se volviese a detener de nuevo en Europa. Esta primera sección de La noche de Europa está poblada del reproche a la incomprensión de nuestro mundo hacia ese mundo árabe, tan incapaz de entenderlo durante siglos. 
 
Él opina, muy gráficamente, que cuando Napoleón pone su pie en Egipto es cuando empezamos a meter verdaderamente la pata; a lo que añade: “Hemos estado considerando el mundo árabe, el conjunto islámico como algo exótico pero inferior a nosotros. Paralelamente al desprecio de ciertos entornos, como el inglés, el francés, el belga, etc., otros mundos se abrieron más comprensivos, como esa tendencia erudita encabezada por Goethe, tan interesado por el sufismo y el mundo persa. Por el contrario, la actitud del poder europeo es de humillación y desdén.” 

La rítmica melopea que eleva este adensado poema inicial de La Noche de Europa se interrumpe con la concisa referencia de la llegada de refugiados a la isla griega de Lesbos procedentes de las zonas conflictivas de ese candente oriente próximo: Siria, Irak, Afganistán… Y esos campos de refugiados pronto son visitados por Dionisio Cañas. En el antepenúltimo fragmento del poema el poeta dialoga con María Zambrano, respondiendo a la cita que conforma la primera cláusula:

“Mas si todo se torna en su contrario, si todo queda incompleto, si todo vacila, aún queda la guía del amor. Pero aun en medio del terror, el amor no se resigna y sigue preguntando si en verdad ha muerto esa realidad histórica de vida y de cultura, esa tradición que llamamos Europa, Europa no puede reducirse a un fantasma dócil al conjuro de la imaginación. Y es que el amor no se calma con fantasmas. Tiene hambre de realidad… Y me fui a la realidad, querida María Zambrano, _____porque lo real era miles de ahogados _____en las costas de Lesbos, _____y lo real respondió con abrazos calurosos _____de millones de refugiados que huían de la Muerte. _____El beso de un árabe me devolvió la vida.”

 
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 (*) Palabras en la presentación del libro de Dionisio Cañas La Noche de Europa en la Casa del Lector de Madrid el 3 de febrero de 2017.