La estetización del mundo, de G. Lipovetsky y J. Serroy
Por Alberto Venegas Ramos
Publicado en nº 1 (Primavera de 2015)

Vivimos en una época convulsa, de cambio y transformación. La economía absorbe todo a su paso, condiciona el presente en el que vivimos de forma tan radical y fundamental que es difícil entender estos cambios de una manera global. Para paliar o solucionar esta grave situación ya no son suficientes los estudios autónomos relacionados con la cultura, economía, filosofía o antropología, sino que es necesario un estudio que abarque todos los puntos de vista, una obra general que pueda dar solución de una manera local y concreta a un problema general y global, la extensión del capitalismo, no solo geográficamente, sino también culturalmente. En palabras de Richard Sennet parafraseando a Bell:

“Daniel Bell divide la civilización moderna en tres esferas diferenciadas, que interactúan entre sí: la economía, la política y la cultura. El principio básico de la esfera económica, apunta Bell, es la economizacion de recursos. En la esfera política, el valor principal es la participación. En la cultural, lo es la realización y el desarrollo del yo. En el transcurso del siglo pasado, los valores de las esferas política y cultural se han ido mercantilizando progresivamente, siendo arrastrados hacia la esfera económica.” (1)

De entre todos los estudiosos dedicados a la solución de este grave problema ¿cómo afecta el sistema capitalista a cada uno de nuestros momentos y ámbitos vitales y culturales? Destaca uno por encima del resto, Gilles Lipovetsky (París, 1944), filósofo y sociólogo francés. Este autor ha dedicado su obra y sus esfuerzos al estudio de la sociedad que hemos denominado posmoderna para pasar a hablar de otra sociedad, la presente, que ha denominado hipermoderna. Este nuevo tipo de sociedad estaría caracterizada por una serie de rasgos como el hiperindividualismo, el olvido de los valores tradicionales, la cultura de masas, la moda, lo efímero, etc. Lipovetsky ya desarrollo sus planteamientos hipermodernos en otras obras anteriores, de las que destacaríamos por su valor innovador y original: “La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo”, publicada por Anagrama. Esta nueva era del vacío estaría caracterizada, según el autor, por actitudes como la apatía, la indiferencia, la deserción, el principio de la seducción sustituyendo al principio de convicción o la generalización de la actitud humorística. Una radiografía precisa y adecuada de nuestro tiempo.

Estas reflexiones sobre el mundo en el que vivimos seguirían creciendo en otras obras también muy destacables como “La pantalla global”, de autoría compartida con Jean Serroy, crítico de cine y experto en literatura y teatro del siglo XVIII francés.  En este libro el dúo escribe y analiza como el cine nunca llegó a entrar en conflicto con la sociedad de masas, sino que se sumergió en ella y llegó a cambiarla por completo, adaptándola a su favor. El, cine, como ellos mismos dicen, se ha convertido en la expresión por excelencia de la sensibilidad del mundo actual. Es más, toda nuestra realidad, nuestro día a día, transcurre de pantalla en pantalla, el televisor, el teléfono móvil, la videoconsola, el cine, etc. Nuestro mundo se ha convertido en una pantalla, en una pantalla global, como reza el título de la obra.

Junto a Serroy, Lipovetsky, ha publicado otras obras, como la que nos ocupa, “La estetización del mundo. Vivir en la época del capitalismo artístico”, pero también otras anteriores como “La cultura mundo. Respuesta a una sociedad desorientada”. En esta obra plantean, los dos autores, su hipótesis del hipermodernismo, un nuevo régimen cultural donde ya no tienen sentido las oposiciones alta cultura / subcultura, cultura antropológica / cultura estética y cultura material / cultura ideológica, conceptos que han sido suplantados por “una constelación planetaria en la que se cruzan cultura tecnocientífica, cultura de mercado, cultura del individuo, cultura mediática, cultura de las redes, cultura ecologista: polos que articulan las ‘estructuras elementales’ de la cultura-mundo”.

Esta hipótesis va a ser la desarrollada, apuntalada y consolidad en la obra que nos ocupa, “La estetización del mundo. Vivir en la época del capitalismo artístico”. En este libro, los dos autores, Lipovetisky y Serroy, desarrollan la idea actual del capitalismo cultural, como este modelo de organización económica ha modificado por completo los patrones de la cultura estética y la ha convertido en un objeto de consumo más, aunque, por supuesto, también han absorbido otros rasgos del modelo económico menos negativos. En una entrevista realizada en el periódico El Mundo el 25 de enero de este mismo año, con ocasión de la presentación de la obra, el sociólogo francés defendía que: 

“Esta comercialización, que en principio es una manipulación criticable, no es tan simple: el capitalismo artístico se ha visto obligado a diversificar para emocionar y a cuidar hasta el más pequeño detalle para permitirnos la libertad de elegir.” (2)

La idea que presentan es que la única forma de libertad que nos presenta el capitalismo global, inserto en todos los elementos de la vida cotidiana del hombre es la libertad de elegir. Para ofrecer esta sensación de libertad el mercado debe ofrecer al consumidor una cantidad inenarrable de productos donde poder decidir, para así, poder aparentar, que en realidad somos libres, cuando realmente no lo somos y vivimos condicionados por los hábitos de consumo hipermodernos. De nuevo, en palabras de los autores y en la misma entrevista:

“Te pongo un ejemplo sencillo, con una pregunta: ¿por qué vas vestida así hoy, acaso lo has copiado de un modelo? Tu respuesta sin duda será que no, en absoluto, que has combinado y personalizado tu imagen, que te gusta llevar el pelo así y asá, que la falda la has encontrado en un mercado tal y cual, etcétera. Si el comercio no hubiera diversificado y cuidado el detalle al extremo, esta libertad de elegir e innovar no sería posible. Si fueras una burguesa catalana de principios del XX, tu casa y tu atuendo serían extremadamente convencionales, sin embargo la moda hoy te permite ser anticonvencional, el híper mercado es tan diverso que cada individuo puede recrear su propio universo.” (3)

El capitalismo, a través de su férrea ley de la oferta y la demanda, ha conseguido crear una oferta para cada tipo de demanda, cuando no ha creado la necesidad de manera artificial a través de la publicidad. Ha conseguido que nos lleguemos a identificar personalmente con los objetos que compramos y perfilar nuestra identidad y personalidad a través de esta. Nos ha sumergido en una piscina de consumo donde el individuo cree que nada libre, pero en realidad nada en dirección hacia objetos y necesidades consumistas. Sin embargo, para el autor, este aspecto no es esencialmente malo, sino que el consumidor debe, para liberarse, buscar la calidad, esta es la única salvación para el ser humano dentro de este sistema cultural.

“…la batalla humanista hoy está en la lucha por la calidad. Las escuelas tienen que luchar por esa calidad, ayudar en la búsqueda de la calidad. Y este es el mensaje del libro: para ganar esta batalla, humanista y también económica, hay que priorizar la calidad. Las escuelas deben enseñar el gusto por la creación”. (4)

Esta idea, por supuesto, no es aplicable en exclusiva a la educación y a la cultura, sino que es una hoja de ruta económica para los países europeos y norteamericanos en su lucha constante por los escalones de la jerarquía mundial. Frente a la cantidad, debe situarse la calidad, para que prime la calidad es fundamental una educación que la persiga, donde prime por encima de todo el ansia creadora.

Entrando de una manera más concreta en el libro, este fue publicado originalmente en Francia en el año 2013 y en España en enero de 2015 por la editorial Anagrama en su Colección Argumentos, donde han sido publicadas  todas las obras de Serroy y Lipovetsky anteriores y a las que ya hemos hecho mención. 

La obra en sí está dividida en seis grandes apartados, “El capitalismo artístico”, “Las figuras inaugurales del capitalismo artístico”, “Mundo diseño”, “El imperio del espectáculo y la diversión”, “El estadio estético del consumo” y “La sociedad transestética ¿hasta dónde?”.

A todos estos capítulos les precede una introducción donde pone de manifiesto los problemas y preguntas que van a intentar responder a lo largo de todos los capítulos posteriores, concretamente ¿puede la belleza salvar al mundo? y ¿es posible vivir con el capitalismo artístico? A lo que responde el autor:

“El aumento de la calidad de toda una serie de consumos no elimina el espectáculo de la nueva pobreza, los cuerpos que sufren, las creaciones culturales pobres y vulgares, la desculturización de las formas de vida. Lo que se avecina no es otra cosa que una comercialización a ultranza de modos de vida en los que la dimensión estética ocupa un lugar primordial, pero que no anuncian un universo más radiante de sensualidades y bellezas mágicas”. (5)
 
En resumidas cuentas, la belleza y la legitimización a nivel de masas de los principios estéticos no son los dos únicos requisitos para “salvar al mundo”, sino que como ya mencionamos anteriormente, es necesario que en esos modos de vida que anuncia el autor prime la calidad ante todo. ¿Entonces, en qué nos ayuda el capitalismo artístico? La respuesta a esta pregunta es la que acaba con la introducción de la obra para dar inicio a los capítulos antes mencionados.
 
“El capitalismo artístico aparece como un vehículo mayor de estetización del mundo y de la vida. Pero salta a la vista que esta dinámica no es totalmente positiva, en lo concerniente tanto a las creaciones como a las formas de consumo: la sociedad, el consumidor, el individuo transestético no están a la altura del ideal de “vida bella” que podemos concebir. Conviene pues, subrayar los límites, las contradicciones que laten en el corazón que conducen a una vida estética más rica, menos insignificante, menos formateada por el consumismo. Reconocer la aportación del capitalismo artístico y también sus fracasos: tal es el objetivo de este libro.” (6)
 

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  SENNETT, Richard. La cultura del nuevo capitalismo. Anagrama. Barcelona. 2006, p. 190.
  http://www.elmundo.es/cronica/2015/01/25/54c39959e2704e8d4c8b457c.html
  http://www.elmundo.es/cronica/2015/01/25/54c39959e2704e8d4c8b457c.html
  http://www.elmundo.es/cronica/2015/01/25/54c39959e2704e8d4c8b457c.html
  LIPOVETSKY, G. y SERROY, J. La estetización del mundo. Anagrama, Madrid. 2015, p. 27.
  LIPOVETSKY, G. y SERROY, J. La estetización del mundo. Anagrama, Madrid. 2015, p. 29.